lunes, 18 de diciembre de 2017

MUNDO UMBRÍO (Opinión de una tibia)


Sigo creyendo que uno nunca escoge los libros, los libros escogen por quién quieren ser leídos… Y el mundo umbrío, me atrapó a primera vista.
Esta es una historia de vampiros.






Y sé que en pleno 2017 y con tanta saga/ novela de vampiros que ha estado saliendo, la mayoría de fanáticos de vampiros se han dividido en dos bandos: Los que ya están completamente hartos del género y los que se molestan porque “ya rompieron con todos los mitos sobre vampiros” Que “Si Bram Stoker viera esto si istiría ritirciendo in si timbi” Yo me concidero imparcial, me fascinan los vampiros y creo que cualquiera puede tomar una idea y hacer de ella lo que le dé la gana. Y si terminan haciendo una maravilla como Mundo Umbrío, estoy encantada.
Siempre he pensado que hay tres factores que hacen que un libro sea bueno: 1: Estar bien narrado. 2: Tener una buena historia. 3: Tener buenos personajes. Y es que hay libros que sigues leyendo por la buena historia (aunque los personajes no te agraden) y otros que sigues leyendo por los personajes (aunque la historia sea aburrida). En el caso de este libro, los tres elementos están presentes y está tan bien narrado que me cautivó desde la primera línea y ni siquiera sentí sus 557 páginas.
El mundo vampírico de este libro es sumamente extenso, el autor ha creado un universo entero regido con sus propias reglas y supersticiones; Pero la lectura es tan amena que simplemente te atrapa en su mundo.
Hubo momentos en los que me sentía como si estuviera leyendo una parodia, una comedia, pero luego la historia retomaba su seriedad a tal grado que yo no podía dejar de preocuparme por lo que iba a suceder a continuación.  Hubo partes en las que lloré, partes en las que solté una carcajada y partes en las que tuve que reprimir un grito porque eran las 3 am y alguien iba a venir a callarme y a mirarme tipo “Tía, ¡Estás puto loca!”
Y con respecto a los personajes… Me sorprende que los personajes se sientan tan reales, a pesar de que a simple vista puedes esperar encontrarte con gente caricaturesca, no es así, de verdad se sienten amenazantes y hubo otros que aunque no sean precisamente villanos consiguen caer tan mal (Vania, por ejemplo). Y con respecto a los otros, ni que decir de la adorable abuela Imo, el (o la) excéntrica Ariel, el muy entrañable Ben, los divertidos Puck y Moth (el sueño de cualquier sobrino travieso). Vamos, hasta la odiosa de Alessa me cayó tan bien. Y claro, los protagonistas.
No pude evitar amar a Gis (Gis, a mi lista de esposos literarios ficticios) Y me encariñé mucho con Osric, ese niño me daba tantísima ternura. Y por supuesto Lina, mí querida Lina.
En fin que hace tiempo que un libro no me hacía fangirlear, si tuviera que describirlo con música, diría que es como escuchar a Blutengel y Victimas del doctor cerebro. Y si tuviera que compararlo con comida, diría que es una pasta, por el simple hecho de que yo amo la pasta con todo mi corazón y jamás me harto de comerla.
Me ha encantado el mundo umbrío, me han encantado su historia y personajes y como punto extra, me ha encantado Lina, da gusto ver una protagonista inteligente, valiente que a pesar de todo lo que tuvo que soportar y el montón de dudas que tuvo (¡Y mira que no es poco!) nunca se dejó vencer. Y sí, me agrada el hecho de que sea fea, fea de verdad. Un día, todos los feos vamos a cavar lo suficientemente profundo como para llegar a esos fantásticos nidos y ya está, a enamorar sombríos.
No sé si voy a continuar con la trilogía, porque me ha gustado tanto que temo perder ese encanto y que vaya a pasarles algo malo a los personajes con los que tanto me encariñé y donde Gis y Lina no se queden juntos, me va dar el patatús (como diría Marcia). Realmente no lo sé, pero de momento, sólo puedo decir que ha sido una muy grata experiencia y sin lugar a dudas, una de las mejores del año.


domingo, 2 de julio de 2017

La mejor cita de tu vida

-Creo fervientemente que habemos personas que no nacimos para estar vivas.

Mi gran día, por fin había llegado, la marca en mi calendario era una prueba irrefutable de que por fin, todo iba a terminar y por primera vez en muchos años, me sentí feliz, verdaderamente feliz.

No necesité hacer más arreglos porque había estado planeando ese día durante más tiempo del que podría recordar y por primera vez, el hecho de vivir solo y no tener amigos cercanos, era una gran ventaja.
 Sin postergar más el momento, me puse la única camisa que tenía en buen estado y hasta hice un intento por peinar mi cabello eternamente desaliñado.

He pensado en la vida como una gran puta, una maldita puta que te promete placer pero no hace más que quitarte lo poco que tienes y dejarte en la ruina, completamente solo y miserable; Si la vida era esa clase de mierda, por simple lógica, la muerte debía ser todo lo contrario. La muerte era una dama hermosa, sensual y elegante, a ella no le importaban ni tu edad, ni tu aspecto, ni lo que llevabas en la cartera o entre las piernas, ella era la única justicia real que existía en este jodido mundo.
Y a mis 23 años, por fin iba a tener una cita con ella.

Creo que quise estar muerto desde que fui capaz de pensar por mí mismo, a los quince, intenté suicidarme tomando pastillas… Era joven y estúpido, no es ninguna sorpresa que a día de hoy siga aquí, morir es más sencillo que estar vivo, pero eso no significa que sea tan fácil como pensar en ello.
Eso lo había aprendido por experiencia, pero ahora las cosas eran distintas, ahora sabía exactamente cómo morir sin quedar vivo en el intento.

No puedo explicar por qué morir era el principal de mis deseos, es tan simple como afirmar que nada me hacía realmente feliz, no se trataba de una “depresión” era más bien fastidio, estaba completamente cansado de mi vida y del mundo en general, supongo que la ciencia ha encontrado una explicación “lógica” para esa clase de sentimientos pero a estas alturas, la ciencia está dentro de la infinita lista de cosas que me importan un carajo.  

Salí a la calle y encendí el último cigarrillo que quedaba en la caja, tiré la basura junto con mi encendedor porque después de todo, no volvería a necesitarlo.

Di una fuerte calada y me dispuse a dar el último paseo de mi vida.
Antes de acabarme el cigarrillo y llegar de una vez por todas a mi destino, un ruido me sobresaltó, un hombre joven en un auto había estado a punto de arrollar a una anciana.
La anciana cayó hacia la acera y las bolsas de su mandado tiraron todo el contenido.

-¡Fíjate por dónde vas anciana!-

Le gritó el conductor completamente molesto y siguió su camino conduciendo tan rápido como le permitía el motor.
Reconozco que actué sin pensarlo, apagué el cigarrillo en la zuela de mi zapato y me apresuré a ayudar a la anciana.
-¿Se encuentra bien?- pregunté mientras la ayudaba a incorporarse. La mujer se acomodó los lentes y me miró con seriedad, después dibujó una sonrisa colmada de arrugas con sus resecos labios y asintió.

-Sí, sí, ya lo sabes, esos jovencitos irresponsables que creen que nada les va a pasar por ir conduciendo ebrios y a alta velocidad, te juro que esos son mis favoritos-

Sin prestar demasiada atención, me incliné para recoger las el contenido de productos que se había caído de las bolsas; Aceite de cocina, jabón, papel higiénico, algunas frutas y alimento para gato.
Hice un ademán de devolverle sus compras, pero la anciana hizo un mohín.

-Sabes, mi casa no está lejos de aquí ¿sería mucha molestia si…
-claro- murmuré mientras aferraba las pesadas bolsas y me disponía a seguirla, ahora que la observaba, pude notar que era una mujer demasiado pequeña, con el cabello reseco y completamente blanco.

-Me da gusto ver que aún queda gente amable como tú en este mundo-

No pude evitar una risa irónica ante su cumplido pero me limité a seguir caminando, después de todo, había esperado años para ese día ¿Qué importaba esperar un par de minutos más?
El silencio comenzó a volverse incómodo, así que me obligué a hacer un comentario.
-Espero que la comida de su gato no se arruine-

-¡El gordo Schrödinger! Realmente no la necesita, pero sé cuánto le encanta-
Su gato se llama Schrödinger, pensé, la vieja debía tener sentido del humor.

-Tal vez te parezca extraño que a alguien como yo le gusten los gatos, pero la verdad es que me encantan, a diferencia de lo que todos puedan pensar, me encantan todas las criaturas-

-En absoluto- negué puesto que la anciana tenía toda la pinta de ser una solterona con gatos.

-Dime algo jovencito ¿Por qué vas vestido tan elegante?-
Inspeccioné mi atuendo con rapidez, llevaba pantalones limpios y una camisa casi nueva, era definitivamente mi mejor atuendo.

-Porque tengo una cita- Dije sin poder evitar cierto sarcasmo en mi voz ante el chiste privado que acababa de decirle.
Sin embargo la anciana dejó escapar una risita como si lo entendiera y exclamó.

-Muy bien, entonces no te retraso más, ya hemos llegado-
Nos detuvimos frente a una modesta casa de ladrillos anaranjados y me incliné para devolverle sus compras.

En ese momento, la anciana besó mi frente con un rápido movimiento que me produjo un fuerte desagrado, sobre todo cuando pensé en la dentadura postiza que seguramente estaba usando y en la enorme verruga que cubría su flácida mejilla.

-Es mi forma de agradecerte, eres un muchacho muy especial y yo soy la muerte- Concluyó casi en susurros, como si me hubiera dicho un secreto.

Hice un torpe ademán de despedida con la mano y mientras me alejaba, me pareció escuchar que la anciana se reía.
Seguro la anciana estaba completamente loca, le aterraba la idea de morir y por eso decía tales tonterías, casi solté una carcajada, por el contrario, yo sí sabía sobre la muerte, no le temía, la deseaba y en breve, podría verla a los ojos.  






Arrojarme del puente de Fablet era la mejor manera de morir. Si una caída de tal altura no bastaba para matarme, alguno de los cientos de carros que atraviesan la avenida a toda velocidad seguramente lo haría y por fin; Todo habría terminado.
Me aseguré de que el último peatón cruzara por el puente y entonces subí al borde y me dispuse a saltar.
Para mi sorpresa, no pensé en mi vida, no vi todos mis recuerdos pasar frente a mis ojos como si se tratara de una película, lo único que sentí fue tranquilidad.
Finalmente, salté.

Sentí que caía lentamente, con el aire golpeándome en la cara y después un aturdimiento exuberante, escuché un crujido y supe que se trataba de mis huesos al impactar y quebrarse contra el suelo, pero no hubo dolor, solo el placentero sopor con el que había fantaseado durante tanto tiempo, cerré los ojos con fuerza y me dispuse a abandonarme hacía el apacible vacío de la nada, hacía mi tan ansiado final.

La tranquilidad, sólo duró un instante…

Escuché un rugido infernal de palabrotas y cláxones de autos tocados con desesperación.

-¡Quítate del camino Imbécil!- Gritó un hombre malhumorado.
Abrí los ojos de golpe. Me encontraba en medio de la autopista y los autos intentaban esquivarme con movimientos bruscos que sobresaltaban a los conductores.

Me incorporé tan rápido como mis fracturados pies lo permitieron y me alejé de los autos con dificultad.
Sentía el sabor de la sangre inundarme la boca, así que me obligué a escupir mientras contemplaba que los dedos de mi mano izquierda estaban doblados de un modo imposible, tenía heridas y huesos rotos por todo el cuerpo, pero no sentía ningún dolor en absoluto.
Inspeccioné mi cuerpo con horror y noté casi al borde de la historia que mis huesos estaban volviendo a unirse mientras las heridas se cerraban con la misma rapidez.

Observé el puente del que había saltado y un escalofrío me recorrió el cuerpo entero…
Las palabras de la anciana volvieron a mi mente con rapidez y de pronto, lo comprendí todo.
-¡La anciana no había mentido! Ella era la muerte y me había regalado la eternidad.

-¡Esa pequeña puta!!!!- Pensé molesto. Esto era definitivamente, lo peor que podía pasarme en la vida, pero al mismo tiempo, sentí fascinación y antes de pensar en cualquier otra cosa, eché a reír porque había sido víctima de la mejor broma en todo este absurdo mundo.  

jueves, 29 de diciembre de 2016

Los mejores libros que leí en 2016

El año pasado, leí libros tan malos que pude darme el lujo de hacer un top 5 XD Pero este año, cumplí la promesa de ser cuidadosa con lo que leía a tal grado que me costó horrores elegir sólo 10 libros de los 27 que había en la lista y finalmente, aquí están los resultados:

10 George



¿Puede un libro infantil tratar un tema tan tabú como la transexualidad de un modo tan entretenido y conmovedor? La respuesta es SI.
George fue una de las más bonitas sorpresas de este año, es una obra poco conocida y sin embargo muy necesaria en los tiempos que corren.
Es la clase de libros que recomendaría a todo el mundo, no importa que no te interesen este tipo de temáticas, simplemente porque es una novela corta, fácil de leer y que te deja con un buen sabor de boca, por no mencionar que podría aclararte algunas dudas casi sin que lo notes. 


9 El juego de Ripper





Una de las mejores cosas en la vida es descubrir a un nuevo escritor que logra fascinarte, fue justo lo que me sucedió con Isabel Allende.
No esperaba que una novela aparentemente simple, pudiera ser tan densa y entrañable, es la clase de libros que no puedes soltar desde el inicio, sus personajes son interesantes y la trama está muy bien contada.
No puedo decir más, salvo que muero por leer más de esta autora, su prosa me dejó muy en claro que puede escribir lo que sea y lograr que me meta en sus historias de lleno.


8 El océano al final del camino




Siempre respeté a Neil como un gran escritor de cómics, pero en lo que se refiere a novelas, tenía mis dudas hasta que el océano llegó a mí.
A simple vista parece un libro sencillo, pero a medida que se adentra en la historia descubres que no lo es. Puedo decir que esta es una historia que te cuenta tu propia infancia disfrazándola de una historia con magia y fantasía.
Es la clase de libros que inevitablemente logran hacerte sentir algo, tanto si te identificas con el personaje cómo si no, porque todos necesitamos que nos recuerden que una vez fuimos unos niños que sólo deseaban ser adultos.  
Hay una frase que dice: Todos intentamos madurar cuando no nos damos cuenta que seguimos siendo niños disfrazados de adultos y que el traje, nos queda grande a todos.
Esta obra, la ilustra a la perfección.


7 Diario de un vampiro en pijama 




Esta vez uno de mis escritores favoritos no se queda con los primeros puestos pero vuelve para recordarme por qué es uno de mis escritores favoritos.
Esta es una novela muy diferente a todas las anteriores, podría decirse que esta es 95% real, por eso de la tendencia de Mathias a contar todo desde su propio mundo fantástico.
Es justo eso lo que siempre me cautivó de este autor, puede platicarte el hecho más común del mundo y hacerlo algo completamente especial, aunque en esta ocasión él mimos se convierte en un personaje para narrar una de las experiencias más horribles que pueden ocurrirle a una persona: Tener una enfermedad grave.
Y con su mismo sentido del humor y optimismo nos narra sus desventuras al convertirse en un vampiro.  


6 Alice y la mosca





Este es el tipo de libro que tengo que volver a leer, simplemente para volver a apreciar sus detalles con más precisión y dejarme envolver entre sus hermosas frases y la peculiar manera de ver el mundo que tiene el protagonista.
No hay nada más interesante que las enfermedades mentales, son lo único que puede estar a la mitad del realismo y la fantasía, me encanta poder ponerme en la piel de este tipo de personajes porque suceda lo que suceda, incluso algo tan típico como el romance de un adolescente hacia una chica que apenas lo nota, termina convirtiéndose en algo memorable.
Mi única advertencia es que no recomiendo este libro a los aracnofobicos. 


5 Tenemos que hablar de Kevin





Nunca imaginas que una historia sobre una familia disfuncional pueda convertirse en una historia traumática hasta que lees este libro.
Esta es la clase de obras con un final inesperado, la trama te va envolviendo lentamente entre insinuaciones, su mejor arma es la sutileza, no necesita ser completamente explícito para perturbarte, tu propia imaginación se encarga del resto y lo mejor de todo son sus personajes; Hay pocos personajes en los libros que logran ser tan humanos, lo suficiente como para cometer errores cuyas consecuencias terminen en lo que vemos todos los días como noticias que despiertan morbo.


4 Temblor 




Este libro, literalmente me habló, dijo algo cómo: ¿Cansada de no encontrar una buena novela de romance? ¿Eres tan romántica que ni tu misma te soportas? ¿Tienes un fetiche un poco zoofílico que te niegas a admitir? Léeme.
Ok, ya, hablando con seriedad, esta es una de las pocas historias de romance que de verdad disfruté, tiene las dosis de drama y ternura perfectas mezcladas con un inesperado suspenso. Al principio me llamaba la atención que los hombres lobo cambiaran con el clima, pero luego comprendí la grandiosa trampa que esto representa para la historia, cada vez que la temperatura descendía yo sufría con ellos y me era imposible dejar de leer, durante todo el libro sentía angustia y no podía dejar de suspirar con cada frase y escena, es la clase de libros que de verdad te hacen sentir que el amor existe, aunque la palabra perfecta para definirlo sería: Melancolía, tiene un sabor agridulce con un final simplemente perfecto que por poco me hace llorar de alegría.   



3 Pandora






El tercer puesto, se lo queda mi hermosa, inteligente y pervertida Pandora.
Desde ya, voy advirtiendo que este fue el año de Rice y ¿Qué decir sobre ella? Si quiere llevarte a la Roma antigua, estarás en la Roma antigua, realmente pocos escritores tienen la magia de transportarte de este modo, empiezo a pensar que la propia Rice es un vampiro porque describe cada época como si la hubiera visto con sus propios ojos y logra que tú mismo puedas verlo a través de ella, por no mencionar que sus personajes están completamente vivos (o en su caso, muertos y revividos como criaturas inmortales).
Me encariñé con Pandora desde el primer momento, me reía con cada una de sus ocurrencias y sufría con ella mientras atravesaba las penurias de su vida humana. 


2 Frankenstein 





El segundo puesto, se lo queda mi monstruo favorito.
Leí este clásico cuando era niña y por supuesto no pude analizar ni la mitad de su filosofía del modo en que hice esta vez. He estado obsesionada con los monstruos desde que tengo memoria y no es ninguna sorpresa: La princesa siempre tiene quién la salve y el héroe no enfrenta ningún problema que no pueda resolver, pero los monstruos cuestionan todo y van por el mundo dudando hasta de su propia existencia.
Este es posiblemente uno de los libros más famosos de terror que existen en la literatura, pero en mi opinión, su terror va más allá de una criatura desafiando las leyes naturales, el verdadero horror está al momento en que el libro te atrapa entre sus diálogos y te hace enfrentar una única pregunta: ¿Quién era el verdadero monstruo?.



1 Lestat el vampiro





Y finalmente, como no podía ser de otro modo, el primer puesto se lo queda mi príncipe favorito.
Es momento de confesar que mi relación con crónicas vampíricas comenzó con el pie izquierdo; Por alguna razón, cuando leí “Entrevista con el vampiro” la historia no logró atraparme, al final, la curiosidad ganó y terminé leyendo la segunda parte y esta vez, Lestat me tuvo bajo su hechizo desde la primera página, es posiblemente el libro más largo de la saga, pero lo leí en tan solo cinco días, prácticamente me hizo devorarlo. Como ya lo mencioné, Anne Rice puede llevarte a la parte del mundo que quiera en la época que sea y te hará sentir que estás ahí, junto a Lestat mientras te sumerges en el apasionante y solitario mundo de los vampiros.
Al leer la última frase, sentí un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, no quería despedirme de los personajes ni salir de las hermosas ciudades que había recorrido y por suerte, aún falta mucho de la saga y tengo una cita pendiente con la Reina para el próximo año. 

jueves, 24 de noviembre de 2016

El visto bueno "PERDIDA"

Cómo bien sabrán, soy una fanática de todas las historias clasificadas como “Psicológicas” Porque aunque el término no sea el adecuado, por lo menos significa que te va a hacer pensar. Yo prefiero llamarles “Jode-mentes”
Pero este tipo de historias –Jode-mentes; Cada vez son más escasas, remotas, difíciles de encontrar o se han convertido simplemente en un cliché y por lo tanto cuando la obra que hoy nos reúne aquí vio la luz hace unos pocos años, ni siquiera me percaté de su existencia.


Me bastó con ver la portada para pensar que era un cliché hipster o la clásica novelucha adolescente con un poco de misterio incluido. 



Bueno, justo hace unos días, por alguna razón leí la primera página y me tragué todo lo que había pensado sobre “Perdida” hasta el momento.
Si, parte de un cliché:
Historia de “romance” cliché, matrimonio feliz cliché, personaje masculino atormentado cliché, personaje femenino complejo niña rica e inocente cliché…
Un par de páginas y todo en lo que crees desde un principio se va al carajo.
Perdida te atrapa desde el primer momento, al principio es bastante entretenido y resulta demasiado fácil cambiar de página.




Esta es la clase de historias con las que necesitas simplemente dejarte llevar, dejar que los personajes se muestren ante ti con sus mascaras para que lentamente vayas descubriendo lo que hay debajo, el lado más ruin, el lado más perturbado y sádico.
Ir sacando tus conclusiones a cada momento para que al final vuelvan a destrozar todas las ideas que te habías formulado con una simple vuelta de página.
No diré más para evitar la más mínima insinuación de spoiler porque lo más genial de este libro son las sorpresas. Quedarte con la boca abierta y pensar “Esto no lo vi venir”.




Perdida es un “Esto no lo vi venir” de principio a fin y lo atribuyo a su simpleza, jamás esperarías encontrar este tipo de historias partiendo de un matrimonio con problemas, pero es ahí donde el libro se lleva su título de “jode-mentes” Cuestiona las relaciones desde el punto más grotesco posible.
 Al momento, no me queda clara la intención del libro, pero puedo asegurar que me ha dejado con miles de preguntas (Y ese es el objeto cumplido en cualquier novela “psicológica”).
Ya para finalizar, quiero agregar que la película es demasiado buena: Actuaciones espectaculares, la adaptación no pudo ser mejor y tiene un ritmo tan bueno como el libro, mi única queja fue la música, todo el tiempo sentí que era molesta y que estaba fuera de lugar.




Omitiendo eso, es una obvia recomendación, pero siempre es mejor leer primero el libro, porque como ya lo dije, es mejor dejar que la historia te atrape lentamente y te joda la mente poco a poco sin que te des cuenta para que termines con la boca abierta y un montón de preguntas. Yo definitivamente le regalaría este libro a cualquiera que estuviera a punto de casarse.
Y por último quisiera citar una de las tantas frases impactantes del libro:


“Preguntas que se ciernen como nubes de tormenta sobre todos los matrimonios: ¿Qué estás pensando? ¿Qué es lo que sientes? ¿Quién eres? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro? ¿Qué nos haremos?”

jueves, 14 de julio de 2016

Un mundo sin mi

El cielo era un lugar repleto de luz, dónde por más que cierres los ojos, la oscuridad no puede atraparte, hacía dónde extiendas las manos o pies, tu piel no toca otra cosa que seda y no necesitas pastillas para sumergirte en el más profundo de los sueños.
El cielo era un lugar en el que Danielle Mayers no existía...

Sé que en este momento, todos estarán culpando a una enfermedad inexistente “esquizofrenia” la han llamado, otros opinaron que fue culpa de los medicamentos, si quieren al verdadero culpable, ahí le tienen, es ella, con ella comenzó todo...

Danielle Mayers era “perfecta” la más linda, la más inteligente, la que se robaba todas las miradas, bastaba con estar en su presencia para notar el efecto que solía tener a su alrededor; Los chicos la deseaban y las chicas siempre intentaban hacerse sus mejores amigas para poder estar bajo su sombra y alimentarse con las sobras de cualquier cosa que ella tocara, como en un desesperado intento de ser aunque fuera un poco como Danielle Mayers.
¿Qué chica no lo desearía? Estoy segura que aún la más indiferente había soñado con una vida como esa.

Lo sabía, porque un par de años antes, yo había tenido todo lo que a ella le pertenecía, dos años antes, yo había estado en su lugar. 



Ella apareció casi de la nada, aunque su presencia había estado ahí desde que tengo memoria, recuerdo incluso haberla visto un par de veces sin llamar la atención, como cualquier otra sombra anodina circulando por la ciudad.
A veces me miraba de reojo pero yo me limitaba a ignorarla, no fue sino hasta que se mudó a vivir en mi vecindario que las cosas comenzaron a cambiar...
De algún modo, la maldita Danielle se las ingenió para integrarse en mi círculo social y comenzar relaciones íntimas con las personas más importantes en mi vida, cada día, ella se arreglaba más, ponía más ahínco en sus movimientos y daba gran atención a su ropa, cuando era demasiado tarde... Se había teñido el cabello del mismo color que el mío.

Todas sus acciones sin embargo, me habrían tenido sin cuidado de no ser porque caí presa de una terrible enfermedad, la gripe más fuerte que tuve en mi vida, lo suficientemente fuerte cómo para hacerme caer convaleciente en cama y hacerme perder un par de kilos.
Tuve que cancelar todas mis fiestas, todas las sesiones y los eventos.
No hará falta explicar lo que sucedió entonces... La arpía encontró el camino libre y se introdujo como un parásito, contaminando mi mundo hasta el grado de expulsarme de el.

Me recuperé de la gripe, pero no volví a ser la misma y tampoco mi vida pudo volver a la normalidad.
Danielle Mayers se había robado todo, todo lo que era, todo lo que quise, todo lo que alguna vez me importó.
Y entonces era yo quien comenzaba a mirarla de reojo pasando desapercibida ante su mirada arrogante.
Me molestaba verla contoneándose por los pasillos con la vista de todos en ella.
Odiaba cada palabra que salía de sus labios y cada suspiro que exhalaban sus pulmones.
Podía mirarla, mirarla durante horas... ¿Por qué nadie podía notarlo? ¡Ella no era perfecta! Su piel no estaba tan lisa como todos pensaban, sus grandes ojos estaban demasiado separados, su cintura no era tan estrecha y no tenía las piernas tan largas como presumía. ¡Era fea! Era fea si la mirabas de cerca y sin embargo, se parecía demasiado a mí.
Odiaba admitirlo, pero mirarla fijamente era casi como contemplar un espejo, quitando la palidez que había adquirido mi piel por el tiempo en confinamiento y las ojeras que enmarcaban mis ojos, ella y yo eramos demasiado similares...

Y esa idea, comenzó a quitarme el sueño.

Si intentaba irme a la cama sin la ayuda de las pastillas, pasaba horas mirando fijamente a un punto invisible dónde la silueta de Danielle comenzaba a atormentarme, pensaba en nuestro parecido y luego imaginaba cosas horribles, como su perfecta sonrisa contorsionada en una mueca de dolor o su tersa piel bañada en un cálido líquido rojo... ¡NO!
Esos pensamientos me asustaban, me asustaba el placer hipnótico que me producían.
Pero a medida que fue pasando el tiempo, comencé a comprender su significado... No habría vida para mí mientras Danielle Mayers existiera.

Un día finalmente tuve la oportunidad.
Comencé con gestos simples, un pequeño cumplido, un par de mensajes y la idiota terminó confiando en mí, lo suficiente como para seguirme hasta el patio trasero convencida de que sus amigas aguardaban por ella.
Le cubrí los ojos haciéndola creer que se trataba de una sorpresa y luego la apuñalé en la espalda con unas viejas tijeras que solían utilizarse para arreglar el jardín.
Danielle Mayers dejó escapar el grito más agudo y desgarrador que he escuchado en mi vida y me convencí de que todo aquello era un sueño.
Tenía que serlo, aquello no podía estar ocurriendo tan fácilmente.
Antes de poder reflexionarlo más, Danielle estaba tendida en el suelo, contorsionando la espalda a causa del dolor, intentando vanamente pedir ayuda.
La sujeté por el cabello y corté los cabellos que tan cuidadosamente había teñido con mi color preferido, los mechones cayeron inertes, adhiriéndose a la sangre que salía de la herida en su espalda como grandes hilos rojos.
Quise detenerme, pero el corazón me latía con fuerza y todos mis movimientos parecían coreografiados por otra persona.
Pisé su brazo con fuerza y hundí las tijeras en el dorso de su mano, sus gritos taladraron en mis oídos pero yo sólo podía prestar atención al modo en que las articulaciones de su mano se torcían de manera antinatural mientras la piel se desgarraba hasta fundirse con un intenso charco rojo.



Aferrando las tijeras con todas mis fuerzas, avancé por su brazo cortando toda esa piel perfecta que en el pasado había causado tanta fascinación... Ahora, no sería más que una masa de carne sanguinolenta.

Hice que su cuerpo quedara boca arriba con una patada y me dispuse a hacer aquello que con tanto placer había imaginado noche tras noche desde que la conocí: Cortar su rostro.
Cuando notó lo que me disponía a hacer, intentó apartarme y gritar con todas sus fuerzas, pero ya era demasiado tarde, pasé las tijeras por su frente con un corte delicado, casi simétrico arriba de sus maquilladas cejas y después hundí la punta en sus mejillas una y otra vez, golpeando sobre el hueso y sintiendo cómo la carne reventaba al abrirse y perforarse entre una cálida y espesa sangre.
¡Ojalá la hubieran visto! ¡Ojalá todos la hubieran visto! Las ropas rasgadas, el cuerpo destrozado y manchado de sangre ¿Seguía siendo hermosa? No, porque nunca lo había sido.
Bajé las tijeras a medida que sus gritos fueron desvaneciéndose y para cuando me dispuse a enterrarlas en la tierna piel de su cuello, aquella criatura, como salida de una pesadilla, levantó su mano destrozada y me propinó un golpe en la cabeza, nuestros ojos se miraron fijamente durante un segundo y entonces sentí cómo las tijeras encontraban su camino en el interior de una piel tersa y cálida que no había sido ni de lejos bonita.

Dicen que no voy a sobrevivir, perdí mucha sangre mientras me trasladaban al hospital, el doctor ha tenido una conversación muy seria con una de las enfermeras, ha dicho que me encontraba demasiado intoxicada y que aquellos que desean morir, mueren. Habló de un intento de suicidio dos años atrás y luego explicó que esta vez había ido demasiado lejos. 

Pero yo no he prestado atención porque hay un cadáver en el jardín y porque mis adoloridos brazos se hunden en sábanas tersas y la luz ilumina esta habitación completamente blanca y Danielle Mayers no volverá a existir.